domingo, 3 de febrero de 2008

Ahora sé por qué llorais


Los ciborgs no sienten dolor. Yo sí. No vuelvas a hacer eso. Escúchame y atiende. El Terminator está ahí fuera. No se puede razonar con él, es un exterminador. No siente lastima, ni remordimiento, ni miedo y no se detendrá ante nada, jamás, hasta que estés muerta.

Continuar leyendo...

Tu hijo me dió un mensaje para ti, me lo hizo memorizar. Gracias Sarah por tu valor en los años oscuros. No puedo ayudarte en lo que pronto te espera, solo sé que el futuro no está establecido. Debes ser más fuerte de lo que te imaginas ser. Debes sobrevivir o yo no existiré. Es todo.



- No acabará nunca, ¿verdad? Estoy temblando. Vaya leyenda, ¿eh? Debes estar decepcionado.
- No, no lo estoy.
- Kyle, las mujeres de tu tiempo, ¿cómo son?
- Luchadoras.
- No me refiero a eso. ¿Había alguien en especial?
- ¿Alguien?
- Una chica, ya sabes.
- No... nunca
- ¿Nunca? Lo siento. Cuanto lo siento. Te debe doler.
- Se puede controlar el dolor. Se puede desconectar.
- ¿Y no sientes nada?
- John Connor me dió una fotografía tuya. Entonces no supe por qué. Era muy vieja, rota, descolorida. Eras joven como ahora, pero parecías un poco triste. Siempre me pregunté lo que estarías pensando. Memoricé cada rasgo, cada curva. Atravesé el tiempo por ti Sarah. Te quiero. Desde siempre.



- No lo lograremos, ¿verdad? Me refiero a la gente.
- Está en vuestra naturaleza destruiros mutuamente.



Observando a John con la máquina, de repente lo vi claro. El Terminator jamás se detendría, jamás le abandonaría y jamás le haría daño, ni le gritaría o se emborracharía y le pegaría, ni diría que estaba demasiado ocupado para pasar un rato con él. Siempre estaría allí y moriría para protegerle. De todos los posibles padres que vinieron y se fueron año tras año, aquella cosa, aquella máquina, era el único que daba la talla. En un mundo enloquecido, era la opción más sensata.



- Se acabó.
- No, aun hay otro chip, y también debe ser destruido. Ten, yo no puedo autoterminarme. Debes bajarme hasta la caldera.
- No, no , ¡NO!
- Lo siento John, lo siento.
- No, todo irá bien, quédate con nosotros, todo irá bien.
- Tengo que irme.
- No, no lo hagas, por favor no te vayas.
- Debo marcharme John.
- ¡No! No, espera, espera, no tienes por qué hacerlo.
- Lo sé.
- No, no lo hagas, no te vayas.
- He de terminar aquí.
- Te ordeno que no te vayas, ¡te ordeno que no te vayas! ¡Te lo ordeno!
- Ahora sé por qué lloráis, pero es algo que yo nunca podré hacer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

OMG pedazo de jodida obra maestra O_O

Cinéfilo7 dijo...

Que bueno jejeje.